(A Puri, mi Fisio,
que tiene mariposas en las manos)
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Hoy he visto los ojos que callaban
transformando la luz en verso todo...
y en pétalos de rosas me cantaban
una canción de manos a su modo.
En esas manos dulces se entregaba
el dolor como fuego ya apagado
y en un suspiro azul se retiraba
camino de otro nervio desgarrado.
Desde el opaco reino me entregaban
un masaje de trino controlado
para decir que pronto me curaba.
Y se fue de mi espalda desolado
aquél dolor de cierzo que cortaba
como el fino cuchillo de un malvado.
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