EL BÚCARO DE ROSAS
***
Un manojo de rosas puse un día
flotando en el silencio de la sala,
mientras la luz, herida se rompía
con pétalos de rojo en la mañana.
La llama de un amor me requería
y nada pude hacer por apagarla...
Temblaba el viento y yo sufría
la oscura soledad que me embargaba.
Me enamoré del alba y del silencio,
huyendo de la luz que me abrasaba
el corazón postrado al sentimiento.
Y recordé los días que me amaba
y me puse la vida en el aliento,
respirando del mundo y de la nada.
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Madrid, 2 de marzo de 2012.
E. San Juan
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