El pueblo llano y sencillo, parece que está camino de la ruina total, con la crisis financiera y la forma de actuar de algunas de las personas que nos dirigen. Siguen con la inquina de que paguen los platos rotos quien menos tiene, es decir, los pobres. Basta ya de tanto faltar a la verdad. ¡Repartan ustedes mejor las riquezas del Estado! Que no tengan que pagar los más débiles y los pensionistas el déficit económico de esta España que atardece y se está volviendo apática, indignada, rebelde y desconfiada. Son muchas las mentiras que el pueblo español viene sufriendo por parte de algunas personas, seres humanos como los demás, que creen vivir en una esfera diferente. Una clase que se cree superior. Una clase que no se aviene a razones, que se cree en posesión de la verdad absoluta. Que sólo piensa en su beneficio a costa de lo que sea. ¿A caso vamos a tener que ver en nuestra querida España lo que se está viendo en otros países por culpa de unos pocos? No sólo nuestro país, sino el mundo entero, está zozobrando por culpa del egoísmo, la avaricia, la codicia, las ansias de poder, la corrupción, etc. Los que dirigen el mundo se están equivocando en el fondo y en la forma. Hasta ahora, todo lo quieren arreglar con guerras, terrorismos, crisis económicas, y todo para hacerse con el poder. El pueblo ya no debe dejarse engañar, debe ser adulto y pensar, pensar en cómo somos los seres humanos: pensemos en que a veces, el que pide justicia, cuando él puede aplicarla se vuelve injusto y depravado. Ojo con el "quítate tú para ponerme yo" cosa muy común en nuestro País. Ya es hora de ser serios, honrados, sinceros, justos y buena gente, por decir algo. No es tiempo de pillos ni de mala gente. Los que nos dirigen deben escuchar al pueblo, pero al pueblo llano y sencillo, no a los "pelotas de turno" que buscan aprovecharse de los momentos y sacar tajada del más propicio para ellos. España debe cambiar, pero ojo, debe hacerlo sin violencia, nada de guerras, ni enfrentamientos inútiles, es hora del poder de la palabra, de la unidad, de la compasión, de la justicia, la caridad y la ayuda. No hay que llegar a la ruina total, hay que ponerle remedio antes. Hay que aprovechar el dinero de los corruptos y de los préstamos para crear empleo, para la sanidad, la enseñanza, y para ayuda social, etc. Sé que hay muchas personas que saben decir las cosas mejor que yo, y están más cualificadas para la opinión. Ahora es el momento de esas personas honradas y trabajadoras que de buena fe, quieren ayudar a levantar este nuestro país que se tambalea. Es hora de las personas honradas, de las capaces y sinceras, de la gente inteligente, es decir de los que valen, no de los cuatro enchufados que deciden en cosas que ni siquiera saben de qué van. Hay cosas de España y del mundo que no se pueden recortar, como: LA SANIDAD, LA ENSEÑANZA, LA AYUDA SOCIAL, EL EMPLEO, LAS PENSIONES, y algún etcétera más. ¿Qué haríamos sin médicos y sin medicinas? ¿Y qué sin trabajo? ¿Qué sin ayuda social a los que no pueden valerse por sí mismos? ¿Qué haríamos con los jubilados, esos hombres y mujeres que levantaron España con su esfuerzo, su sudor y a veces con su sangre? ¿A caso se nos ha olvidado todo esto? ¿Qué sería si nos convirtiéramos en los más torpes y menos preparados del mundo? Ya se sabe, seriamos la mano de obra barata para otros países cómo lo fuimos hace años. Volveríamos a la lacerante emigración de antaño. Ya hemos vuelto a la emigración si no me fallan los cálculos.
Antes de dejar este artículo, debo decir algo: “Todo lo que sube baja y todo lo que baja sube”, por lo tanto, la crisis se va a solucionar, pero lo peor es la gente que la está sufriendo en sus carnes hasta que esto se arregle. Por todo ello hago un llamamiento desde estas humildes palabras, y creo que me he repetido muchas veces, es el tiempo de la solidaridad, de la ayuda, de la comprensión, de la justicia social y del amor.
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