Estamos ya artos hasta la saciedad de ver las cargas policiales en los desalojos y en otros eventos, donde se observa una violencia innecesaria de obreros contra obreros. Parece increíble, siendo la policía en España una de las Instituciones mejor valoradas, donde hay hombres y mujeres de valores humanos incalculables. Los ciudadanos, siendo éstos, hombres y mujeres ejemplares, personas de bien que sólo persiguen la justicia social. ¿Quién o quienes envenenan ambas partes para que sigan ocurriendo esta clase de incidentes violentos? Es inconcebible que haya todavía gente interesada en desprestigiar tanto a la Policía cómo al ciudadano que acude en apoyo de estas reivindicaciones, la mayoría a favor de la justicia social y de la igualdad. ¿A quién no interesa que el ciudadano haga uso de sus derechos constitucionales? ¿Acaso hay personas interesadas en que las cosas vuelvan a los tiempos del franquismo o quien sabe que otro sistema político tienen en mente? Y nosotros los ciudadanos y algunos Agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, parece que estamos predispuestos a caer en la trampa, en esa trampa que desprestigia tanto a unos cómo a otros: LA VIOLENCIA.
EN LOS DESAHUCIOS: En la mayoría de estos se suele dar la resistencia pasiva sin agresión a los Agentes de la Autoridad, no cabe pues aquí la reducción con violencia sino la separación de las personas del lugar sin producir daños en su integridad física, siempre que haya fuerza suficiente para realizar esta actuación y si no la hubiere, se han de solicitar refuerzos o solicitar a los superiores la orden de suspender el desahucio. ¡Qué actuaciones más vergonzosas se han visto llevar a cabo en los desahucios por parte de algunos miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado! ¡Actuaciones desafortunadas que se podían haber evitado por quien las llevó a cabo! Parece que volvemos a los viejos tiempos de los “malos y los buenos”? Los malos que den la cara para que otros se escondan. Los Policías y los Ciudadanos son seres con derechos y obligaciones y no tienen por qué pagar las equivocaciones de quienes les ordenan cosas equivocadas, o de los que actúan sin control y con maldad. A los policías que actúen incumpliendo las normas que se les aplique el Régimen Disciplinario y las leyes vigentes; y a los ciudadanos otro tanto de lo mismo. Se supone que a veces las órdenes recibidas son de obligado cumplimiento, pero la violencia innecesaria y los métodos de aplicación tienen mucho que discutir.
Desde este pequeño espacio invito a todos los funcionarios de policía que reflexionen y estudien las órdenes recibidas y la Ley de Policía, ya que si esta Ley es estudiada a fondo, no permite extralimitaciones, si no es con proporcionalidad y con generosidad en la actuación y a los ciudadanos que no se dejen engañar por cantos de sirena, quien enfrenta a unos y a otros siempre o casi siempre se va de rositas.
Y tengamos en cuenta la Constitución y las leyes, en ellas está todo, y lo que no está en ellas, está en la conciencia humana y en el Derecho Natural, los que ha de prevalecer en ausencia de aquellas. La Constitución Española en su Art.-14, dice: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión, o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Y el 47 dice: Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la ESPECULACIÓN.
La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.
Debo añadir: Plusvalías, sí claro, pero cuando humanamente se pueda, y que no abusen ni especulen…ya está bien de que paguen siempre los mismos, los más pobres y los desheredados de este país y del mundo entero.
No me cansaré de repetir: ¡No al fraude! ¡No a la violencia! ¡No a la corrupción! ¡No al lucro ni al engaño! ¡STOP A LOS DESAHUCIOS!
¡Sí a la justicia! ¡Sí a la buena conciencia! ¡Sí al amor en toda su extensión!
Gracias a todos, por tener la bondad de leer este escrito.
Madrid, 26 de febrero de 2013.
Eladio S. Brasero
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