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viernes, 15 de febrero de 2008

MÍO ES TAMBIÉN EL SUFRIMIENTO

(A todas las mujeres con cariño y admiración)
***
Te rogaría piedad si no tuviera
roto el corazón, surcado por la pena,
esta pena de ser hombre y su cadena
de violencias y sombras. Si pudiera...

Pero Dios me hace vivir aunque no quiera
en la gran pena de amor que me cercena
la alegría de ser hombre y me condena
al cromosoma masculino aunque me hiera.

Te rogaría perdón por esta pena,
te rogaría perdón si no volviera
algún cobarde ser con corazón de hiena

a manchar con tanta sangre las hogueras,
las hogueras del amor vivas y llenas,
donde siempre una mujer ardiendo espera...
.........................................
¡Qué perdón puedo pedir
si mío es también el sufrimiento!
¡Qué ilusión puedo sentir
si me dice sollozando el viento
que alguien ha vuelto a sufrir
el hachazo vil de otro violento!
¡Basta ya de tánta cobardía!
¡Basta ya de machistas y violentos!
¡Me habita el corazón tal rebeldía,
que a veces de ser hombre me arrepiento!
***.-.-.-.-***
Eladio San Juan

jueves, 14 de febrero de 2008

GRACIAS AL ANONIMO

Por fin he recibido un comentario, por cierto, es un comentario de una persona muy inteligente.
Agradezco de corazón tales muestras de cariño.
Hoy no he podido hacer ni un poema, pero os deseo atodos un día estupendo.
Que seais muy felices.
Eladio San Juan.

lunes, 11 de febrero de 2008

NAVALMORAL DE LA MATA

(Dedicado a mi sobrino Gody
con cariño y admiración
y al pueblo donde nací)
***
Tesoro del Arañuelo
junto a los cerros tendido,
valle de grana y de oro
en mis sienes esculpido.
Yo jamás debí dejarte
ni por pobre ni por rico.
Ahora tú, sigues ahí
para mí, siempre dormido.
Callado, siempre callado,
aunque ardiendo de bullicio.
Cuando paso por tu lado
en mi se despierta el niño
que al abrir los ojos viera
el fulgor de tus zafiros,
la blancura de tus calles
pintadas de cal y mirto.
Aún te siento respirar
en mi corazón herido;
aún llevo la "mano negra"
de aquel callejón querido
que a veces, me daba miedo,
y otras, amores esquivos.
¿Por qué callas, pueblo blanco,
por qué no me has requerido
si mis ojos lloran sangre
de lo que por ti he sufrido.
Silencio,siempre silencio.
Dormido, siempre dormido,
y yo llorando por ti
sintiéndote en mis latidos,
como si yo fuera el yunque
y tú el pesado martillo
que va rompiendo mi vida
por causa de tus olvidos.
pero, aunque tú no me quieras,
ni haya flor en los olivos
y la Piedra Caballera
guarde un silencio infinito,
yo te seguiré queriendo
como te quise de niño.
¡Despierta! ¡Vuelve al amor!
Rompe la voz del olvido
y comprende que te quiero,
que mi corazón es nido
con suavidades de pluma
donde te llevo metido.
¡No me importa lo que pienses
de las palabras que digo!
¡Te quiero porque te quiero
y el tiempo será testigo
que aunque yo me encuentre lejos
y muera como un mendigo,
tu nombre vendrá a mis labios
con mis últimos suspiros.
***
Eladio San Juan