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lunes, 31 de mayo de 2010

LA ROSA TRONCHADA



***
Arrastrado por la belleza de la rosa
la empuñé decidido.
Ahora siento la sangre gotear de mis manos.
Me nublaron la tarde de azules y arreboles…
La rosa, fascinante pasión de mis entrañas
me ha punzado los dedos.
Pero aún, sueño con vivir amando su estructura.
Rojo amor, la predije, exhalando en el aire
el calor de mi aliento.
Hoy me duelen los centros con soledad de lirio.
Han tronchado en mi alma la rosa de mi anhelo.
Encina derribada en plena primavera.
Rosa, mi rosa enfebrecida.
Todavía siento las espinas clavadas en mi mano.
Aun herido te empuño y te levanto.
Y te sigo queriendo a pesar de tu locura.
Locura incomprensible
que me tiene inmolado en esta pena
con un “porqué” de sombras y de angustia.
Hoy los humildes, no han sentido tu aroma,
ese aroma infinito que desprendes.
Rosa por mis labios besada.
Rosa de mi puño y mi sangre,
no te conviertas en injusto camino.
Sé comprensible con los desheredados.
Tú, que eres humana, solidaria y preciosa,
no permitas que el pobre renuncie a tu belleza.
Cúbrele con tus pétalos solidarios y eternos.
Tú, rosa de la libertad, de la pasión y el alma,
no cambies de color.
No te vuelvas oscura ni provoques la pena,
porque la pena, a veces, enfurece a los pobres.
***