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domingo, 3 de abril de 2011

MANIFIESTO POR LA DIGNIDAD

MANIFIESTO POR LA DIGNIDAD Por qué será que lloran los de siempre: los humildes, los desheredados, los pobres, los desterrados de la abundancia, los que sólo se preocupan de vivir en esta libertad que tanto sudor y tanto miedo ha costado alcanzar. Ellos que levantaron los muros donde viven los millonarios, vertiendo su sudor y quemando sus músculos doloridos, haciendo ciudades que miran hacia el cielo. Ellos que dieron la vida por la vida, hijos de la guerra y de la posguerra, todos esos brazos que levantaron muros y rosas, hoy caen abatidos hacia el suelo porque quieren diezmarles lo poco que les queda. También sufren los hijos y nietos de éstos, los jóvenes de hoy que buscan un trabajo casi sin esperanza. Esta es la estructura de un mundo sin piedad que deja caer el hacha para cortar el tronco más humilde. ¿Qué mal le hicieron a España y al mundo los pobres, los jubilados, los trabajadores, los funcionarios, la humilde clase media, los de siempre, los que de verdad creen en la libertad, los que levantaron un mundo de bonanza y los que mordieron el duro material para sufrir mejor los latigazos? Ellos que consiguieron que medio mundo nadara en la abundancia y ahora que gozaban de una merecida paz social y de un bienestar ganado a pulso con sudor y pedradas. Ahora que gozan de una Constitución que ampara los Derecho Fundamentales, vienen unos Señores de las Altas Finanzas y quieren arrebatarles lo poco que les queda, ahora les dicen que hay que ayudar que entreguen lo que otros derrocharon sin miramientos. Se congelan pensiones, se bajan salarios, se suprimen logros sociales, se reducen puestos de trabajo, y sólo porque los acostumbrados a tener un gran rendimiento de su dinero, ¡quien sabe el tanto por ciento de beneficios!, ven que ahora es llegado el tiempo de que mermen unos tantos sus ganancias. ¡Claro, por eso hay que darle una vuelta de tuerca al mundo porque esto se está desquiciando! -dicen ellos- que tienen asegurado su futuro, el de sus hijos, el de sus nietos, el de sus bisnietos y tataranietos, y quizá algo más. Todo esto nos pasa a los ciudadanos de a pie por culpa del miedo, tenemos miedo de decir la verdad, tenemos miedo de decir a la cara las cosas que hace un tiempo teníamos que haber dicho a quienes tienen nuestro destino en sus manos. ¿Habrá mayor despropósito que enseñarnos sus mansiones en la TV? Pues lo hacen, no entiendo el porqué. Me siento decepcionado, sorprendido, agobiado, extasiado en este atardecer incomprensible, en ésta doblez de ideas que asola al mundo. Si esto no es capitalismo puro y duro que venga el profeta y lo desmienta. Creo que debemos revindicar más libertad para los oprimidos. Perder el miedo al miedo: no debemos suplicar una paga, debemos exigirla. Nos merecemos un sueldo digno. Una pensión digna, una vivienda digna, etc. etc. La Constitución Española, legitima esta esperanza. Que rectifique quien sea el o los culpables de este desatino al que llaman “Crisis”. Los ciudadanos de a pie desde luego que no. No hemos hecho nada, pero absolutamente nada para provocar esto que llaman valga la redundancia, crisis… No queremos morir maldiciendo a un mundo desquiciado y mezquino que se olvida de los valores fundamentales del ser humano, arrebatándoles el derecho al trabajo remunerado, al júbilo de su descanso merecido, a su pensión merecida, hayan o no levantado los países con el sudor y la sangre de sus maltrechos cuerpos. No queremos que nos reformen nada. Queremos soluciones. Que los políticos trabajen honradamente y estén con el pueblo llano y sencillo, que es con quien tienen que estar. El mundo ha de cambiar, sí, pero para dirigirse por el camino de la verdad. Y termino este manifiesto, con un ¡Viva la honradez! ¡Viva la libertad! ¡Viva el pueblo! Madrid, 03 de abril de 2011.